miércoles, 5 de abril de 2017

Las bombas de los pobres



La guerra disputada en Siria, ha revivido el interés por las armas químicas. Son bautizadas como las “bombas nucleares de los pobres”



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Estas bombas requieren una inversión relativamente baja y pueden provocar efectos psicológicos.

Las armas químicas modernas se introdujeron durante la Primera Guerra Mundial, con la intención de acabar con el estancamiento de la guerra de trincheras y convirtieron los campos de batalla de toda Europa en un auténtico matadero. 

Su imprevisibilidad indiscriminada, junto con efectos horribles, las convierte en eficaces armas del miedo.

Las más usadas son: Novichock-5, gas VX, sarín, gas mostaza y el fosgeno.
  

Un ataque químico puede no  provocar lesiones físicas externas, ni quemaduras en la piel, pero sí signos de asfixia, dificultad respiratoria, afectar al sistema nervioso, dolor de garganta, conjuntivitis, tos y un sinfín de penalidades.

En ataques recientes no se ha visto utilizar antídotos ni descontaminantes potentes, sino tan solo agua o agua junto con detergente. Para los expertos, esto no es suficiente ni de lejos. Para una descontaminación correcta haría falta antídotos especiales.

La ONU teme que los países en conflicto usen este tipo de armas biológicas no solo por la cantidad y rapidez de mortalidad que provocan, sino también porque su uso conlleva un contagio masivo entre los individuos que intentan ayudar a los afectados. Esto es mucho más peligroso que una bala. 

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